Como el movimiento relativo de las placas es de sólo unos centímetros al año, es complicado probarlo, ya que no se aprecia a simple vista y su resultado final sólo es apreciable al cabo de millones de años. Actualmente se puede utilizar la tecnología para hacer mediciones precisas, gracias a los satélites, y comprobar que ese movimiento se realiza y que el Océano Atlántico es cada vez más ancho, a razón de unos 2 cm. al año.
Pero cuando surgieron las primeras teorías que trataban de explicar que los continentes se movían, no existían esos avances tecnológicos y era necesario recurrir a otro tipo de pruebas.
Ya para defender la Teoría de la Deriva Continental, Wegener utilizó varios tipos de pruebas:
- Pruebas geográficas y geológicas: la forma de los continentes, que encajaban unos con otros (Sudamérica y África), con algunos depósitos geológicos singulares (¿depósitos glaciares o de épocas cálidas?) sucedía lo mismo.
- Pruebas paleontológicas: en continentes separados actualmente se podían encontrar fósiles de los mismos animales terrestres, que sólo se podían explicar si hace millones de años estos continentes hubieran estado unidos entre sí.
El estudio del fondo oceánico aportó muchas pruebas del desplazamiento de los continentes, como las anomalías magnéticas. En 1963, Vine y Matthews estudiaron el fondo oceánico, descubriendo que en las rocas del fondo del océano se pueden identificar inversiones de la polaridad del campo magnético terrestre. Cada cierto tiempo se produce una inversión magnética (el polo norte magnético, que actualmente está situado cerca del polo norte geográfico, pasa al sur y viceversa) y este cambio queda reflejado en las rocas y minerales que tienen componentes metálicos. Observando las inversiones se puede ver que están distribuidas de manera simétrica a ambos lados de las dorsales oceánicas, siendo los materiales más recientes los que están cerca de la dorsal y los más antiguos, los que están más alejados. Esta distribución sólo puede explicarse a través la expansión del fondo oceánico, tal y como propuso Hess. Es decir, en las dorsales oceánicas se forma corteza oceánica a partir del ascenso de material magmático que viene del manto. Ese material se acumula a ambos lados, se enfría, formado así parte de la corteza oceánica y va siendo empujado y alejado por nuevos materiales magmáticos que salen del interior, creciendo la corteza oceánica a partir de la dorsal. En las fosas se construye la corteza oceánica, pero entonces es necesario un lugar donde exista destrucción: ese lugar son las fosas oceánicas, donde la corteza oceánica de introduce de nuevo en el interior de la Tierra.
Otra prueba que demuestra el desplazamiento de los continentes es el estudio de zonas, como Rift Valley en África, cerca del mar rojo, donde el continente actualmente se está fragmentando.
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