Observando en un mapa la distribución de volcanes y terremotos del planeta, podemos ver que se distribuyen de una manera muy concreta, coincidiendo en su gran mayoría con los límites de las placas litosféricas. Esto es debido a que en los límites de placas se encuentran las dorsales oceánicas y las zonas de subducción.
En las dorsales oceánicas sale magma desde el interior, por lo cual son zonas de vulcanismo (Islandia).
En las zonas de subducción, la placa oceánica choca contra otra placa (oceánica o continental) y se introduce bajo ella, generando grandes tensiones que se liberan en forma de terremotos. En las zonas de subducción, los terremotos se detectan sobre la zona de hundimiento, siguiendo una línea que se denomina plano de Benioff. A su vez, en las zonas de subducción parte de la los materiales que forman la litosfera que se hunde, se calientan y funden pudiendo ascender hasta la superficie dando lugar a volcanes (Andes, Japón...).
Hay unos volcanes, denominados de intraplaca, que se llaman así por no coincidir con los límites de placas. Se generan a partir de puntos calientes, anomalías térmicas por las que ascienden directamente del manto material ígneo (Islas Hawai).
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